Dentro de poco, en 2016 celebraremos el bicentenario de la Fundación de las Religiosas Marianistas. En este curso avistamos este acontecimiento que es un motivo de gran alegría para la Familia Marianista y para la Iglesia. Nuestro colegio es parte de esta historia marianista que está a punto de cumplir 200 años. El futuro se construye sobre el presente y el pasado, lo que cada uno somos ahora depende de lo que hicieron otros por nosotros, y de lo que cada uno decide en cada momento.
En este curso tendremos presente como comunidad educativa que:
- Adela de Trenquelléon y Guillermo José Chaminade son nuestros mejores ejemplos de cómo se construye el futuro, nosotros deberíamos ser el futuro que ellos soñaban, los hombres y mujeres de fe que hacen del mundo lugar de paz, solidaridad, justicia, igualdad… lo que Dios siempre ha querido para nosotros.
- El futuro puede ser cercano o lejano, nos puede parecer que un curso es mucho tiempo, pero también es futuro cada hora, cada minuto y cada segundo que vivimos. De Adela aprendemos que el tiempo hay que aprovecharlo al máximo. Por eso en este curso todos nos debemos esforzar por darle sentido a nuestro tiempo y concienciarnos de que “cada minuto cuenta” y no hay tiempo que perder.
- El Padre Chaminade tenía una expresión muy bonita para referirse a la Familia Marianista: “el hombre que no muere”, es decir, las comunidades marianistas son las que transmiten, animan y extienden la fe en Jesús y en María; una persona es limitada y termina desapareciendo, pero una comunidad es infinitamente más fuerte. Durante este curso conoceremos mejor la Familia Marianista y sus distintas formas de plantearse la vida: la vocación religiosa y la vocación laica.
- Construimos el futuro, y construir requiere esfuerzo. Hemos de pensar muy bien en qué vamos a invertir nuestros esfuerzos:
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- Crear un ambiente en nuestras clases, en nuestras familias y en nuestros grupos que nos ayude a concentrarnos y realizar lo mejor posible nuestro trabajo.
- Planificar nuestro tiempo y no dejar las cosas a la improvisación: tiempo de estudiar, tiempo de jugar, tiempo de descansar… cada cosa tiene su tiempo (Eclesiastés 3).
- Poner todo nuestro empeño en cada cosa, no conformarnos con lo mínimo, sino buscar lo que sea más limpio, ordenado, completo, verdadero, original, interesante, práctico… usar nuestra creatividad.
- Mantenerse en medio de las dificultades, porque a lo largo del curso vendrán momentos difíciles, pero siempre hay un modo de vencer.
- Cuidar nuestro entorno y a las personas que tenemos alrededor: para no estropear lo que es de uso de todos, valorar nuestro colegio, nuestra casa y nuestra ciudad; estar atentos a lo que podemos aportar, hacerle la vida más agradable a los demás.
- La construcción más importante que vamos haciendo poco a poco, en la medida en que escuchamos la palabra de Dios, es precisamente el Reino de Dios. Cuando a Jesús le preguntan: ¿cuándo llega el Reino de Dios? responde: “El Reino de Dios viene sin dejarse sentir, ya está entre vosotros”. (Lc 17, 20-21)
El curso 2014-2015 es una oportunidad para reconocernos como “constructores del Reino”. Como Comunidad Marianista que somos estamos llamados a construir un mundo nuevo. Vamos a tener un logotipo que nos acompañe-ambiente el curso y actividades pastorales. Aterrizando nuestro lema a partir de este dibujo tenemos que preguntarnos y poder contestar:
- ¿Cuáles son esos “ladrillos” con los que construimos, qué herramientas utilizamos para nuestra obra? Construimos desde el servicio, desde la sencillez, el esfuerzo y la fraternidad. Queremos ser constructores de paz, de alegría, de esperanza para los más necesitados. Tenemos que construir alumnos y familias que entiendan la vida desde la solidaridad y el amor al prójimo, y nosotr@s debemos ser ejemplo de ello. Los pilares de Adela y Guillermo deben ser la base de nuestra pequeña obra dentro de la gran construcción de la Iglesia.
- ¿Qué utilizamos como “casco”, qué nos protege? Los obreros deben cuidarse de un modo especial. Están sujetos a contratiempos, a ciertos “accidentes laborales”. Nuestra protección principal debe partir de nuestra Fe, oración y Comunidad. Nuestra convicción debe permitirnos ser perseverantes, la Fe nos debe llevar a mover montañas. La oración nos debe hacer parar, evaluar y mejorar. Tengamos en cuenta siempre que no estamos construyendo solos, que a nuestro lado hay personas que comparten el trabajo conmigo. Cada uno de nosotros debe ser protector de los demás, esa es una característica primordial de nuestro Espíritu de familia.
- ¿Qué usamos para unir los ladrillos de nuestra construcción? ¿Qué o quién es nuestro cemento? Debe estar claro que nuestro cemento en Dios, representado en Jesús y María, y concretado en el amor. Que todo lo que enseñemos este curso, sea desde el amor. Que todo lo que hagamos, sea desde el amor. Hagamos del amor nuestro cemento, nuestra razón de ser. No le pongamos excusas al actuar desde el amor. Aquien mucho ama mucho se le perdona (Lc 7, 47). El amor no pasa jamás (I Cor. 13), deja huella en quienes se sienten amados.
- ¿Qué estamos construyendo? No estamos “en la obra” para realizar proyectos personales basados en la apetencia, comodidad, facilidad, superficialidad…, uno sólo es el proyecto: El Reino de Dios. A su construcción se puede llegar por muchos caminos, ahí es donde reside la diversidad de dones y acciones, pero una sola es la construcción. Cada persona debe descubrir su proyecto de vida encauzado a la felicidad de los demás, eso es construir el Reino. Nosotros, como profesores, tenemos la suerte de poder ayudar a encontrar la felicidad a muchas más personas que simplemente nuestra familia y amigos.
¡¡Construyamos el Reino, es una tarea fascinante!!